Ser feliz en una casa de apuestas

Las casas de apuestas han existido desde hace muchos, pero que muchos años. Y si bien es cierto se han convertido en un lucrativo negocio que toca los límites entre la legalidad y la ilegalidad.

Sin embargo, cuando lo haces para divertirte y de paso, probar si te ganas algo de dinero extra, pues se convierten en una fuente de disfrute y relajación.

Es así como frecuentemente, los adultos tendemos a practicar distintos tipos de juegos en los que incluimos apuestas, y también solemos ir a sitios donde se apuesta hasta por las cosas más inverosímiles.

Ser feliz en una casa de apuestas

Este coqueteo con las apuestas no es privativo de los adultos, sino que también, en la actualidad muchos niños y adolescentes han mostrado su interés por las mismas, a pesar de existir leyes que prohíben las apuestas entre menores.

Te preguntarás ¿Es peligroso apostar?

La respuesta es un rotundo sí, pero la peligrosidad depende de qué tan ludópata seas; es decir, puedes jugar por el premio una, dos, diez veces; y lo disfrutarás como una diversión, lo tomarás como pasar un rato agradable y divertido con amigos, que te puede generar algún dinero extra.

El problema surge cuando, en vez de disfrutarlo, de tomarlo como una diversión, un rato de esparcimiento, descubres que mientras juegas no piensas y tu cerebro empieza a liberar dopamina y a hacerte adicto a esta sensación de “supuesta libertad” y “presunta diversión”.

Allí es cuando se torna peligroso, cuando no puedes controlar el deseo malsano de apostar, al cual recurres por tu miedo a afrontar la realidad de tu vida o por el temor a fracasar y caes en una espiral sin fin.

Entonces, ¿Cómo puedo ser feliz asistiendo a una casa de apuestas?

No es fácil, pero claro que lo puedes lograr, y eso sucede cuando no te enganchas, cuando lo haces claramente por diversión, por pasar un rato compartiendo con tus amigos o familia, por ayudar a alguna causa benéfica.

Debes tener claro que tú siempre serás el que lleva el dinero a esas casas de apuestas, que es tu dinero el que entra en juego, por lo tanto, tú tienes que darle valor a tu dinero, tienes que valorarte a ti como persona.

Y como persona que eres, lo mejor que puedes hacer, si quieres disfrutar y ser feliz mientras estás en una casa de apuestas, como apostador, es ser sincero contigo mismo, y actuar en consecuencia; es decir, ir, jugar, apostar, pasar un rato agradable y hasta ahí.

No hacer de la visita a las casas de apuesta una rutina, ni un medio de escape a tus problemas personales, espirituales, financieros, familiares o laborales. 

Por lo tanto, claro que puedes ir a una casa de apuestas y apostar, libremente, con conciencia, disfrutarlo pero no hacer de esto una costumbre que pueda convertirse en adicción.

Solo tú tienes el control, solo tú tienes el poder de hacer de tu visita a una casa de apuestas, un momento de diversión sano y feliz.

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