Serás feliz gracias a tu generosidad

La sabiduría judía dice del tacaño: “El tacaño no gobierna sobre su riqueza, sino que ésta gobierna sobre él”. 

Por el contrario, llamamos generosa a la persona libre que le gusta compartir, a alguien que no está pendiente, hasta el más mínimo detalle, de tener lo suficiente, sino que comparte lo que tiene con otras personas.

Serás feliz gracias a tu generosidad

La palabra “generososignifica, originalmente, que alguien es atraído hacia cosas grandes y que es muy eficiente en el trato con ellas, es decir, que es rápido, que hace cosas grandes sin pensarlo mucho, y las comparte con otros.

Al lado de las personas generosas nos sentimos bien y nuestro corazón se expande, mientras que las personas tacañas nos dejan un sabor amargo ya que en su cercanía se estrecha nuestro corazón.

La persona que es exageradamente ahorrativo es tacaña. La palabra “avaricia” proviene de la palabra “codicia”. El tacaño, codicia la riqueza y el camino hacia ella consiste en no dar nada, en conservar todo para sí.

Sin embargo, el tacaño no logra la felicidad con lo que posee, porque se obliga incluso, a esconder sus posesiones, por miedo de que otros puedan sentir envidia y llegar a arrebatárselas.

El orador griego Demócrito dice lo siguiente: “Los tacaños se parecen a las abejas, ellas trabajan como si fueran a vivir eternamente”. 

De tanto trabajar, el tacaño olvida disfrutar, no es capaz de gozar con lo que tiene ni puede compartirlo con los demás.

Cuando comemos solos, sentimos menos alegría que cuando les permitimos a otras personas tomar asiento en nuestra mesa. El tacaño solo conoce el trabajo y el ahorro y, de esta forma, se olvida de la vida.

La avaricia estrecha el corazón, mientras que la generosidad lo expande. 

La persona generosa desea compartir y abrir su corazón a otros. Puede compartir, con amplitud, sus posesiones porque le importa más el corazón que las muchas cosas que posee.

En su corazón hay cabida para muchas personas y ellas encuentran en él, amor, tibieza, consuelo y motivos de felicidad.

Ser generosos es también ayudar a las personas

Cuando Ram Dass, un psicólogo americano que sigue el camino budista pregunto a su maestro cómo podía encontrar la iluminación, éste solamente dijo: “¡ayuda a todas las personas!”. 

Para Ram Dass, esto fue una desilusión al principio, pues sonaba muy profano y él se había imaginado que tendría que realizar ciertos ejercicios espirituales para alcanzar la iluminación. Sin embargo, el maestro lo remitió a la vida diaria

La espiritualidad y por ende la felicidad, consisten en adentrarse en la vida cotidiana, ya que se trata de ayudar, de auxiliar, de ser generoso con aquél a quien le debo ayuda, por el solo hecho de que él o ella la requiere.

La felicidad se encuentra en lo espiritual y lo espiritual te conduce a la generosidad, y así lo entendió también Gandhi, quien mandó a escribir en su lápida, lo siguiente: “Piensa en la persona más pobre que hayas conocido y reflexiona si tu próxima acción será de ayuda para ella”. 

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